“Jesús es la respuesta”. ¡Qué tremendo mensaje! Y claro que es importante, más en este tiempo donde hay confusión, contienda, búsqueda de identidad y, por sobre todo, necesidad espiritual. También frustración cuando las cosas no salen bien, y pucha que somos imperfectos. Pero Dios ahí está, alentándonos cada día.
Y esa era justamente la idea, dar a conocer que nuestro Señor apaña, siempre. En las buenas y en las malas. ¡Que bacán es Dios! Por eso en RM nos motivamos, agarramos una escoba, un par de naranjas, carteles, y nos fuimos a la calle.
¿El escenario? Un semáforo. Así, aprovechando cada pausa, representamos el fracaso de dos malabaristas que se mostraban tristes al fallar una y otra vez. Pero Dios apaña, siempre. Acto seguido, un grupo de hermanos, levantando carteles con mensajes, alentaba a las personas que pasan en ese momento por el lugar para buscar al Señor, porque Él nos levanta. ¡Qué hermoso!
Pero no nos quedamos ahí. Seguimos caminando por Alameda hasta llegar a Plaza Italia, lugar de mucho tránsito y más un día sábado por la tarde. Encontramos un espacio, instalamos algunos instrumentos, aplicamos las lindas voces que papito nos regaló y nos pusimos a cantar algunas alabanzas.
Y bueno, con esa melodía tan bella, ¿quién no se motiva? Tomamos los carteles y los levantamos cada vez que el semáforo daba luz roja, mientras otro grupo de hermanos repartía dulces, palabra del Señor y oración.
Y en todo, todo, pero todo momento, Dios nos respaldó. ¿Viste que Dios apaña? Somos agradecidos, privilegiados y estamos felices de poder servir al Rey de reyes.